Es tarde ya en la noche
y la playa está desierta.
Rompe el mar
sobre las rocas.
Un aire cálido,
espeso de salitre
y de recuerdos,
me baña la cabeza.
Cierro los ojos.
Inhalo.
Me dejo llevar.
Y luego pienso,
como casi siempre
que me pasan estas cosas,
en Proust.
Pero no he leído
a Proust.
Qué importa.
La vida es bella.
Quién necesita
a Proust.
Roger Wolfe
8 comentarios:
Cierro los ojos...me dejo llevar......¡me gusta!
Cuando estoy frente al mar también se me olvida Proust ;)
Besos, cosa guapa.
Hay momento en que no necesitamos a nadie ni nada, solo estar vivos para disfrutarlos con nosotros mismos...
Salud
jajaja, a Proust no sé pero la ironía nos viene al pelo, más necesaria que ninguna otra cosa en la vida.
Efectivamente, cuando la vida es bella nos sobra hasta Proust.
Bicos
A veces nos dejamos llevar por los recuerdos y si son buenos, no queremos volver a la realidad, nos olvidamos de Proust o de la dureza de la vida y nos hacemos a la idea de que la vida es bella a pesar de los pesares.
Un saludo.
Yo también lo creo Felipe. Lo mejor es que le den a todo y disfrutar el momento. Al menos algunos momentos. Un abrazo.
Me parece tan evocador el mar y me gusta tanto (también Proust aunque sea prescindible), que hasta me estoy planteando pasar el resto de mi vida en la orilla. Estoy en ello.
Y la de recuerdos que me trae esta canción!!!
Gracias, Felipe, por la alegría y la serenidad. Y, como siempre, un fuerte abrazo.
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