para Javier Egea
Te acompañaban siempre los violines.
Tus poemas estaban en ti como los peces
en el fondo de un río.
Eso es lo que vi en ti:
peces en el desierto,
música amenazada.
Te vi hacer bosques y subir montañas,
te vi cavar abismos con tus manos.
No supe dónde ibas.
Te vi buscar la sombra entre la luz,
te vi buscar la muerte entre la vida,
y no pude entenderte.
Yo no sé qué has ganado, pero sé qué has perdido:
tu música,
tus peces,
tus montañas azules.
No puede ser feliz quien entierra un tesoro.
No puede ser feliz
quien envenena el agua de su vida.
Benjamín Prado
Dinah Washington
12 comentarios:
Nadie dice que vivir sea fácil...pero al menos intentemos que al menos nos haga felices a ratitos. Besos
qué bello poema, me ha llegado donde tiene que llegar
saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com, un lugar lleno de peces que esperan a ser rimados
RAUL
qué bello poema, me ha llegado donde tiene que llegar
saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com, un lugar lleno de peces que esperan a ser rimados
RAUL
Si muchas veces no nos entendemos nosotros mismos, ¿Como vamos a pretender entender a los demás?
Creemos entender, que no es lo mismo...
Salud
Las personas somos viajeros en el tiempo, andamos, nos paramos, no sabemos si elegimos bien el camino, unas veces, nos equivocamos, otras veces sufrimos por nuestras decisiones, y tropezamos, nos caemos, y morimos, pero siempre, al final, volvemos a resurgir.
Besos.
Precioso poema Felipe. Música como siempre acertadísima. Besos con calor
precioso, amigo Felipe
Muy hermoso
Bicos
Decía Paul Klee que la felicidad consiste en percibirse a uno mismo sin miedo.
Estoy un poco borracho ahora mismo, Felipe, pero no me sale cavar abismos con las manos. No me sale hacer de la destrucción belleza ¿no ves, no verían los poetas gigantes de tu blog, que cada verso y cada coma que intento resultan en un artificio, pedante e inútil? Lo parece, pero dudo que este poema le recrimine algo a su destinatario, si no es en realidad un ejercicio de autoreflexión. Como aquel poema de Biedma, Contra Jaime Gil de Biedma...
O ambiciono demasiado, o me autodestruyo demasiado. Si sobrevivo, tal vez tenga algo que contar. Pido disculpas, el alcohol me vuelve locuaz. Es un poema maravilloso.
Porque a veces buscando perdemos y olvidamos las cosas verdaderamente importantes. Un abrazo.
Qué bonito tributo de B. Prado a nuestro querido J. Egea, al que estoy leyendo ahora.
Un fuerte abrazo, amigo Felipe.
Egea dejó esta vida y resultó difícil entenderlo.
Un bello homenaje el de Prado.
Besos, mi Felipe.
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