"Muchas veces las gentes lloran porque encuentran las cosas demasiado bellas. Lo que les hace llorar, no es el deseo de poseerlas, sino esa profunda melancolía que sentimos por todo lo que no es, por todo lo que no alcanza su plenitud. Es la tristeza del arroyo seco, ese caminito que se retuerce sin agua...Del túnel en construcción y nunca terminado, de las caras bonitas con dientes manchados...Es la tristeza de todo lo que no está completo."
ESTADO DE SITIO
Camino por
las grandes avenidas, las anchas superficies negras, las banquetas en las que
caben todos y nadie me ve, nadie voltea, nadie me mira, ni uno solo de ellos.
Ninguno da la menor señal de reconocimiento. Insisto. Ámenme. Ayúdenme. Sí,
todos. Ustedes. Los veo. Trato de imantarlos; nada los retiene, su mirada
resbala encima de mí, me borra, soy invisible. Sus ojos evitan detenerse en
algo, en cualquier cosa, y yo los miro a todos tan intensamente, los estampo en
mi alma, en mi frente; sus rostros me horadan, me acompañan; los pienso, los
recreo, los acaricio. Nosotras las mujeres atesoramos los rostros; de hecho, en
un momento dado, la vida se convierte en un solo rostro al que podemos tocar
con los labios. Ámenme, véanme, aquí estoy. Alerto todas las fuerzas de la
vida; quiero traspasar los vidrios de la ventanilla, decir: “Señor, señora, soy
yo”, pero nadie, nadie vuelve la cabeza, soy tan lisa como esta pared de
enfrente. Debería gritarles: “Su sociedad sin mí sería incompleta, nadie camina
como yo, nadie tiene mi risa, mi manera de fruncir la nariz al sonreír, jamás
verán a una mujer acodarse en la mesa como lo hago, nadie esconde su rostro
dentro de su hombro…señores, señoras, niños, perros, gatos, pobladores del
mundo entero, créanme, es la verdad, les hago falta.”
Me gustaría
pensar que me oyen pero sé que no es cierto. Nadie me espera. Sin embargo,
todos los días tercamente emprendo el camino, salgo a las anchas avenidas, a
ese gran desierto íntimo tan parecido al que tengo adentro. Necesito tocarlo,
ver con los ojos lo que he perdido, necesito mirar esta negra extensión de
chapopote, necesito ver mi muerte.
Elena Poniatowska
2 comentarios:
Me ha gustado mucho su vestido indio que llevaba cuando fue a por el premio, se que es una chorrada, pero es lo que mas me gustó de todo, bueno, y que se considerara una Sancho Panza :)
Salud
Me gusta tanto esta mujer!
No me canso de leerla.
Su literatura me habla, me susurra, me subleva y me hace morir con ella.
Besos, mi dulce manchego.
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