23 jun 2014

a donde el aire no apestase a muerto

Picasso

Aquí tenéis,en canto y alma,al hombre
aquel que amó,vivió,murió por dentro
y un buen día bajó a la calle:entonces
comprendió:y rompió todos su versos.

Así es,así fue.Salió una noche
echando espuma por los ojos,ebrio
de amor,huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz,brizados pabellones,
eran sus brazos,como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio,ved,por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay!Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar,de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz.Aquí tenéis,en carne y hueso,
mi última voluntad.Bilbao,a once
de abril,cincuenta y uno.


A la inmensa mayoría/Blas de Otero

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