Nuestro entusiasmo alentaba a estos días que corren
entre la multitud de la igualdad de los días.
Nuestra debilidad cifraba en ellos
nuestra última esperanza.
Pensábamos y el tiempo que no tendría precio
se nos iba pasando pobremente
y estos son, pues, los años venideros.
Todo lo íbamos a resolver ahora.
Teníamos la vida por delante.
Lo mejor era no precipitarse.
Enrique Lihn
2 comentarios:
Y si el poco o el mucho que aún nos quede, lo reinventamos, e intentamos seguir viviendo por los que están por venir o por el presente que representan??
No te rindas...
Besos, mi dulce manchego.
Salud, dulce manchego de ZARZA... :)
Salud
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