ESPAÑA

España de pantalla,
dueña de todos y de nadie,
madre y padre de dueños y de esclavos
que ciudadanean, según y cómo, el estandarte.
España inmensa,
abanico de incierto varillaje,
viento y calma,
vuelo y lastre,
puñal y costado,
razón para expresarse,
para esconderse,
para castigarse.
impío desorden
de andamios que no llegan a andamiaje.
España en la cabeza hasta lo hondo,
o flotando levemente en algunas costuras de la sangre,
lisa y áspera,
vino limpio y hez vinagre,
altar de castradores y castrados,
de estrategas y de trabucaires,
de hachas afiladas y de palabras mansas
de simas tenebrosas y de manantiales,
Mañana, en esta España,
sobre su tierra de arrabales
-sin centro cierto-,
sin llaga que amamante
desde los mismos pechos
a buenos y a sicofantes,
arribará la noche de las noches
desapuñalando corazones,
abriendo surcos nuevos por las calles,
enrasando estaturas,
sepultando a los chamanes
que la crucificaron o la absolvieron
a golpe de chantaje
o de oración sin causa
o de liberticida sable.
Quizás entonces España se vaya hacia lo lejos
a desfronterizar valles,
adonde la historia sea un papel
y no un estigma inquebrantable.
Españoles sin España,
libres ya del padre y de la madre,
sepultarán a Caín
con la mirada puesta en horizontes horizontales.
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Poema de Nemesio de Lara